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- Publicado: 16 Agosto 2019

El fin justifica los medios...
"El fin justifica los medios", célebre frase atribuida a Maquiavelo que de tanto en tanto es usada como perorata defensiva de las situaciones que bordean la falta de ética, o que rozan lo ilegal, pero que cada cierto tiempo sale a la palestra y llena de la boca de críticos, expertos y público en general.
En el deporte -como en la vida misma-, existe el umbral de la sana competencia, y no son menos los triunfadores que se han visto cuestionados por hacer uso de la "triquiñuela" para lograr el objetivo, algunos fueron castigados de por vida, otros, lograron quedar para siempre con su nombre inscritos en el podio de los vencedores. Unos le llaman "viveza", otros sencillamente apuntan con el dedo, lo cierto es que a veces, nuestro afán de competencia nos lleva a cruzar involuntariamente ese umbral, ahora, si ese umbral puede implicar el costo de una vida, es algo que si o si, nos debemos cuestionar.
Lo que paso hoy en la carrera 11 del Hipódromo Chile, pudo terminar perfectamente en una catástrofe de proporciones, ya que lo ocurrido con el ejemplar "Someboby" al comienzo de la misma implicó a lo menos que muchos de los que estábamos viendo la jornada hípica en directo aunáramos telepáticos esfuerzos por que ninguno de los implicados cayera tras esa imprudente acción, aliviando en parte esa sensación tras ver que no rodó ejemplar alguno, aunque segundos más tardes lo haría Francisco Soto de los lomos "Sancho Panza", sembrando preocupación.
Afortunadamente para el involucrado y quienes seguíamos la información de cerca, su aparatosa caída no tuvo mayores consecuencias, y en general con el resto de implicados, entregando un poco de serenidad ante la situación alarmante que se generó.
Finalmente, -y por más de 5 largos- el ganador sería quien ocasionara las primarias molestias, desatando los comentarios de los hípicos en general a través de las redes sociales, generando nuevamente el debate público sobre la peligrosidad de acciones de este tipo y lo que ocasiona muchas veces responder a la presión de un deporte cada vez más metalizado como es la hípica.
En lo medular, Oscar Meneses recibió 60 días de suspensión (ext. cl/esp.), a su vez, al ser consultado, hidalgamente reconoció su error, ofreció las disculpas correspondientes a sus pares y asumió las sanciones pertinentes, lo que habla muy bien de su calidad de profesional, pero, quizás es muy irresponsable endosarle la responsabilidad completamente a Meneses de algo que sucede más a menudo de lo que pensamos, y que muchas veces pasa de manera "más oculta", que solo resalta cuando hechos notoriamente más evidentes y lamentables que este suceden. Solo vemos lo que trae consecuencias que ya no pueden ser remediadas, sin embargo, ¿qué hacemos por prevenir estos?
No podemos cargar la responsabilidad completa a jinetes por hechos como este, quienes finalmente son los que se suben sobre fina sangres a dar el espectáculo, arriesgando sus vidas sobre verdaderos "bólidos" que corren a más de 60 km/h, sin más protección que un chaleco y un casco, ya que como en la vida misma, sus decisiones, el ímpetu de obtener un triunfo responde a las presiones del medio mismo y quienes lo componemos, desde el propietario hasta el apostador, todos apelamos a la victoria, aun cuando no medimos las consecuencias de nuestras descarnadas ansias de lograr el primer puesto. Competir es bonito hasta que alguien resulta lastimado.
Ahora, si bien, estas palabras pueden resultar exultantes, o podrían identificar a alguien, la pregunta es: ¿qué podemos hacer para que situaciones como estas, que ocurren y ocurrirán, sean minimizadas?
¿Sería necesario aumentar los castigos? ampliar el criterio y quizás en situaciones extremas como la ocurrida, apelar al distanciamiento de oficio, aun cuando quién haya escoltado al vencedor no haya sido molestado?. Concluyendo muy vagamente, quizás una sanción como esa que afectara directamente al cambio de un resultado y lo que conlleva ello, haría que todos nos convirtiéramos en un ente fiscalizador del respaldo de la integridad de todos quienes componen este deporte. Sin duda una pregunta que queda abierta…
La hípica es uno de los deportes más bonitos que existe, donde se rompen todas las barreras sociales y reina el clima de camaradería, sin importar quienes se reúnan en un hipódromo, en una sucursal o en la comodidad del hogar, y sería aún más bello, si jornada a jornada pudiésemos decir que todos quienes componen este maravilloso espectáculo (jinetes, caballos, cuidadores, etc.) llegaron sanos y salvos a descansar por la noche.
Por suerte, lo de hoy, quedará en el futuro solo en un vago recuerdo...